Higiene:
Es recomendable limpiarse después de cada deposición de
la vagina al ano, para evitar que los gérmenes provoquen
infección genital.
En la limpieza genital
diaria no conviene enjabonarse los labios para evitar
irritación de los tejidos de la vulva.
Es recomendable tomar
duchas o baños regulares durante la menstruación. No
utilizar, salvo prescripción médica, irrigaciones ni
desodorantes vaginales.
Después del coito, un
lavado vaginal no sólo es ineficaz anticonceptivamente
hablando, sino altamente no recomendable, ya que se
destruye la flora vaginal aumentando los riesgos de
infección. Cualquier secreción extraña debe ser
consultada con el médico.
Autoexamen:
Mediante el examen regular de los pechos pueden
detectarse bultos, cambios en la forma o secreciones de
los pezones. La mujer debería examinarse los pechos una
vez al mes. Lo mejor es hacerlo dos o tres días después
de la mestruación, cuando es menos probable que los
pechos estén sensibles.
Tras
la menopausia, la mujer debe explorarse los senos el
mismo día todos los meses. Un bulto podría ser un tumor
maligno, aunque es más probable que no sea nada serio:
tal vez se deba al síndrome premenstrual, o un quiste
(un saco lleno de fluido), un fibroadenoma (un bulto
firme e indoloro) o un absceso (una acumulación de pus).
La secreción cervical o de los pezones es un
procedimiento rutinario de examen que permite la
detección temprana de células anormales en el cérvix.
El test debe efectuarse
por todas las mujeres sexualmente activas cada tres
años. La prueba de la mucosidad cervical es muy
importante para quienes tengan herpes genital, ya que
está asociado con un mayor riesgo de cáncer. También es
importante que cualquier mujer que haya tenido
relaciones sexuales con un hombre con verrugas genitales
se haga una revisión cada año durante toda su vida, ya
que tiene más posibilidades de desarrollar una condición
precancerosa en el cérvix.
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